viernes, 26 de abril de 2013

Mamá presa


Sinceramente, cada vez que alguien me decía o descubría que persona “X” había estado en la cárcel, me entraba pavor en todo el cuerpo e incluso ansias por alejarme de tal individuo/a. Sin ni siquiera conocerlo/a ya me imaginaba episodios terribles en su conducta, definitivamente no era gente de mi agrado.
Siempre he aceptado y respetado a las personas tal y como son, sin distinguir razas, educación ni culturas. Pero el tema de prisión me superaba, y no podía evitar el esquivar a todo aquel/la que se relacionara con ella.
Y es que la sociedad te obliga a ello, las inculcaciones de tu entorno más cercano y el convencimiento de que si entraba era porque había hecho algo feo, te ocasionaba el rechazo directo hacia esa persona. Además, generalmente las imágenes que se proyectan en las películas te refuerzan este pensamiento y decisión.
¡Quién me iba a decir a mí, que soy yo ahora la que está viviendo esta situación!. Esto me ayuda a recordar que no hay que tener prejuicios por nada ni por nadie. Que cada ser es digno de su vida, y que a veces situaciones, circunstancias o terceras personas, te empujan hacia aquí. Aprendí que existe un libro llamado “Código Penal”, el cual te explica detalladamente todos los casos por los que se puede estar condenado. Es más, pienso que muy pocos son los que se libran de no haber cometido alguna vez, uno de los extensos artículos de dicho ejemplar. Pero la justicia actúa y aunque en muchas ocasiones es justa, en muchas otras no.
Mi objetivo en este escrito no es revelarme ante tales sucesos, porque como ciudadana, mi única voz no es válida. Sólo pretendo recordar que aunque nunca lo lleguemos a pensar, quizás, un día, sorprendentemente, también te encuentres tú aquí. Y no necesariamente tienes por ello que haber cometido un delito. Existen muchos y varios factores que se pueden entrelazar y conducir hacia este final.
Con esto quiero decir, que cualquiera se puede ver sumergido en esta desagradable e inolvidable vivencia. Personas con educación, respeto, valores, sentimientos, etc
Somos seres humanos con diversas circunstancias familiares y económicas. Entre ellas aparecemos nosotras, las madres. Mujeres a las que se nos suma el dolor de habernos despegado de una gran parte de nosotras… nuestros hijos. Algunas convivimos con ellos, donde la culpa se hace presente día tras día. Mientras que otras se mantienen alejadas con la angustia de no poderles dar calor, comprensión, cariño y diálogo, de no poder compartir cada nuevo paso de su vida.
En muchas ocasiones escucho decir que "si es tanto el sufrimiento, cómo no lo pensaron a la hora de cometer el delito". Y en parte es cierto, porque yo soy madre, compartiendo con mi hija la condena que me han impuesto y no se me ocurriría siquiera relacionarme con nada que nos perjudicara. Pero eso no significa que algunas lo hayan hecho e incluso quizás pensando por y para el bien de ellos. Que asuman sus errores, de los cuales estoy totalmente segura que están arrepentidas. Y a las que no se les debería volver a condenar porque ese trabajo ya lo hizo un juez y cumplen con creces su castigo.
Señores, somos cuerpos con corazón, donde reconozco que abunda gente que no son personas… conflictivas, drogadictas, maleducadas, agresivas tanto verbal como físicamente, intolerantes,… ¡Sí!, lo admito. Pero esto no es motivo para olvidarse de las personas que nunca hemos dejado de serlo.
Por eso, personalmente siento, que se me falta al respeto cuando me engloban en el mismo grupo, por el hecho de ser interna en un Centro Penitenciario. Y expongo mis disculpas por yo también, en ocasiones, haber hecho lo mismo.
Con ello sólo deseo transmitirles mis respetos a todo ser humano, sea cual sea el lugar donde se encuentre. Muchos días son los que me siento incomprendida, no respetada. Como dice una compañera de patio, "lo que me protagoniza es la resignación". Sigo sin entender muchas cosas pero ése es uno de los tantos precios que debemos pagar por el mero hecho de estar en prisión.
La realidad puede ser una... pero.... ¡hay tantas formas de percibirla, sentirla y vivirla!...
Yurena

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