Del
Evangelio de San Mateo 25, 34: “Venid benditos de mi Padre a tomar posesión del
Reino... porque estuve en la cárcel y fuisteis a verme... Cuando lo hicisteis a
uno de estos hermanos míos a mi me lo hicisteis”.
Cuenta
la tradición que allá por el año 1218 la Virgen se apareció simultáneamente al
rey Jaime I de Aragón, a San Raimundo de Peñafort y a San Pedro Nolasco,
encargándoles la liberación de los cristianos que estaban en poder de los
musulmanes.