sábado, 18 de septiembre de 2010

Día 24 de septiembre: Día de La Merced

Jesús leyó el texto de Isaías que decía: "El Espíritu de Dios está sobre mí, porque Él me ha ungido, Él me ha enviado para dar la Buena Noticia a los pobres y anunciar a los cautivos la libertad, a los ciegos la vista, la libertad al oprimido y anunciar la Salvación del Señor".
Y al acabar de leerlo aseveró: "Esto que acaban de oir se ha cumplido hoy".

La misión de la Iglesia es la misma que inició Jesucristo y la vivió hasta dar la vida por toda la humanidad; así nosotros también.
Y tratamos de evangelizar con la palabra, hechos y actitudes a quienes más necesitados están de esa Buena Noticia (entre ellos nuestros hermanos encarcelados), pero al intentar hacerlo nos llevamos la sorpresa de que SON ELLOS Y ELLAS QUIENES NOS EVANGELIZAN y nos damos cuenta de que hay cárceles y esclavitudes que no tienen rejas pero... nos someten, nos deshumanizan, nos convierten en esclavos y nos incapacitan para transmitir la frescura y la VIDA de la que rebosa el Evangelio, la Buena Noticia que queremos anunciar.

¿Qué tendremos que "dejar" para poder seguir al Señor?, ¿de qué prisiones necesitamos liberarnos?; ¿cuándo va a ser que pasaremos de la teoría a la práctica y nos arriesgaremos "a dejarlo todo"?.

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