sábado, 31 de marzo de 2012

"Liberados para liberar "- Viernes 23-III-12

Iniciamos las "Jornadas Regionales de Pastoral Penitenciaria" de Canarias el viernes tal como en el calendario estaba previsto... pero con media hora larga de retraso debido a inclemencias del tiempo que obligó a desviar el vuelo, en el que venían nuestros hermanos de Gran Canaria, al aeropuerto del Sur.
A las 19'30 h. se inauguraron pues estas jornadas siguiendo el programa de actos previsto... sólo que con ese margen de retraso.
Don Dionisio Rodado Rivera nos presentó el relato de la "Curación del endemoniado de Gerasa" en el que se halla el paradigma de la actuación del voluntario de la Pastoral Penitenciaria: aquél que es capaz de mirar al otro no con miedo o aversión sino con la  mirada de Jesús que, lejos de apartarse de él o engrilletarlo lo que hizo  fue acercarse, interesarse por su nombre y liberarle de todos los demonios que lo atormentaban".
A través del power point de la "Campaña de CÁRITAS 2008-09" fuimos poniéndonos en situación de los retos a los que como cristianos y como elementos purificadores de nuestros ambientes estamos llamados a ser. Texto íntegro de la "Curación del endemoniado de Gerasa":

Mt. 8. 28-34 Lc. 8. 26-39
Llegaron a la otra orilla del mar, a la región de los gerasenos. Apenas Jesús desembarcó, le salió al encuentro desde el cementerio un hombre poseído por un espíritu impuro. Él habitaba en los sepulcros, y nadie podía sujetarlo, ni siquiera con cadenas.
Muchas veces lo habían atado con grillos y cadenas, pero él había roto las cadenas y destrozado los grillos, y nadie podía dominarlo. Día y noche, vagaba entre los sepulcros y por la montaña, dando alaridos e hiriéndose con piedras.
Al ver de lejos a Jesús, vino corriendo a postrarse ante él, gritando con fuerza:

- "¿Qué quieres de mí, Jesús, Hijo de Dios, el Altísimo? ¡Te conjuro por Dios, no me atormentes!".
Porque Jesús le había dicho: "¡Sal de este hombre, espíritu impuro!".Después le preguntó:

- "¿Cuál es tu nombre?".
Él respondió:
- "Mi nombre es Legión, porque somos muchos".Y le rogaba con insistencia que no lo expulsara de aquella región.
Había allí una gran piara de cerdos que estaba paciendo en la montaña. Los espíritus impuros suplicaron a Jesús:

- "Envíanos a los cerdos, para que entremos en ellos".
Él se lo permitió. Entonces los espíritus impuros salieron de aquel hombre, entraron en los cerdos, y desde lo alto del acantilado, toda la piara –unos dos mil animales– se precipitó al mar y se ahogó. Los cuidadores huyeron y difundieron la noticia en la ciudad y en los poblados. La gente fue a ver qué había sucedido. Cuando llegaron a donde estaba Jesús, vieron sentado, vestido y en su sano juicio, al que había estado poseído por aquella Legión, y se llenaron de temor.
Los testigos del hecho les contaron lo que había sucedido con el endemoniado y con los cerdos.
Entonces empezaron a pedir a Jesús que se alejara de su territorio.

En el momento de embarcarse, el hombre que había estado endemoniado le pidió que lo dejara quedarse con él. Jesús no se lo permitió, sino que le dijo:
- "Vete a tu casa con tu familia, y anúnciales todo lo que el Señor hizo contigo al compadecerse de ti".El hombre se fue y comenzó a proclamar por la región de la Decápolis lo que Jesús había hecho por él, y todos quedaban admirados.

Dionisio nos hizo una exégesis sencilla del texto y nos invitó a fijarnos en varios elementos clave:
  1. El endemoniado "vagaba por los sepulcros": Es decir, estaba muerto ya para el resto de la sociedad: no tenía remedio.
  2. La intervención de aquella sociedad sobre él consistía sólo en ponerle grilletes y cadenas: es decir, sólo medidas de contención, represión, con intención de tenerle apartado y evitar los daños que este endemoniado pudiera realizar.
  3. Tenía muchos demonios: es decir, estaba aquejado de muchos males, tenía muchas problemáticas,... ya no era considerado como persona siquiera, era... "un endemoniado".
  4. No había relación personal de él con los demás, a lo sumo sólo trataban de "dominarlo"... porque sencillamente le tenían miedo.
Ante esta situación Jesús adopta las siguientes actitudes:
  1. Jesús no se aparta de él cuando nada más desembarcar en la región de Gerasa este hombre se le acerca sino que le recibe.
  2. Le reconoce como "hombre",  ser humano, al increpar a los males que le atormentan exigiéndoles que salieran de él.
  3. Entabla relación, se acerca al núcleo de su persona: "¿Cómo te llamas?".
  4. No interactúa con miedo ni desde el  miedo hacia esta persona atormentada por todos sus males sino que libre de ese sentimiento busca el bien de la persona y le libera de todos los demonios.
Tras la curación:
  1. La gente del lugar ya se había acostumbrado a las penalidades de este hombre: era considerado como "parte de su paisaje", algo connatural; estaban bien relativamente.
    • Pero al curarlo Jesús se produce algo aparentemente incomprensible: "le piden a Jesús que se marche de allí" (puede que la ruina de tantos cerdos muertos, de tanto capital perdido, por salvar la vida de un hombre... supusiera para ellos mayor valor que su dignidad humana).
  2. El hombre que había sido curado ha encontrado la Salvación, se ha encontrado con el Salvador, con Cristo y... quiere seguirle, estar con Él siempre a partir de aquel instante.
    • Pero Jesús le dice que "lo que tiene que hacer es anunciar la Salvación que en él se ha producido en el ámbito de su familia, de sus amigos, de sus ambientes más cercanos": ésa es su tarea.

CUESTIONES PARA NUESTRA REFLEXIÓN:
Si hacemos un paralelismo entre aquella sociedad y la nuestra, entre este relato y también el relato de nuestra cotidianidad, hallaremos sorprendentes coincidencias. Estas coincidencias nos pueden ayudar a caer en la cuenta de que hoy nos hallamos en aquella misma tesitura:
  • ¿Cuántos seres humanos hoy viven como si estuviesen muertos para nosotros?, ¿de cuántos se oye la expresión: "es un caso perdido, no importa ni que te molestes en tratar de ayudarle, no tiene remedio"?.
  • ¿Cómo interviene nuestra sociedad con estos seres humanos?, ¿los acoge realmente, se interesa por ellos, trata de llegar al núcleo de su ser interior... o se limita a poner barreras, mantenerlos relativamente apartados, bien controlados para que no nos hagan daño, para protegernos de ellos como si de bestias salvajes se tratara?.
  • ¿Tenemos miedo ante quienes viven sometidos al alcohol, a las drogas,... les aplasta su pobreza, delinquen o viven entre rejas?... o ¿más bien miramos más allá de lo aparente y hacemos como Jesús?.
  • ¿Nos hemos acostumbrado ya a ver personas sin hogar, las cárceles repletas de gente, cada vez más hacinadas y con mayores problemas, mujeres que tienen que comerciar con su cuerpo para poder sobrevivir,...?, ¿hemos aceptado ya los "daños colaterales" de nuestro sistema o modo de vivir, nos hemos acomodado a estos inconvenientes?.
  • ¿Qué priorizamos: la persona o el "bienestar material"?. ¿Qué ponemos en primer lugar: la Salvación de la humanidad o nuestra comodidad y seguridad de que nuestro status no será cuestionado?.
  • Si nos sentimos SALVADOS ¿nos guardamos para nosotros el gozo de esa Salvación o... más bien la anunciamos cada día en el ámbito de nuestra familia, con nuestros vecinos, amigos, en cualquier lugar y momento?, ¿cómo damos a entender ese gran acontecimiento?.
Dionisio nos invitó a todos a entrar de lleno en éstas y otras cuestiones animándonos a vivir de acuerdo con las actitudes del Maestro y vivir gozosos la experiencia de nuestra Salvación.
Con estos pensamientos concluyó este primer día. Mañana más.

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