A mi espalda se cierra una última puerta. Observo de
derecha a izquierda, a cámara lenta, lo que a partir de ahora va a ser mi
hábitat. Avanzo y me instalo en lo que dicen que es mi nueva habitación.
Transcurren los días y te acostumbras a las normas, el
ritmo del día a día, a la gente, a callar,… cada mañana es mi hija la que me da
ánimos, con su presencia, de seguir adelante. Una mirada suya me transmite
fuerza para superar los inconvenientes que aparecen en mi vida. Juntas
disfrutamos de la convivencia. Mi objetivo principal es, estemos donde estemos,
hacerla feliz.
En uno de nuestros paseos escucho que me llaman y me
informan que era para participar en un nuevo curso dedicado a la función de una
madre. Personalmente me dio mucha alegría porque era el primer curso en el que
me permitían estar junto a mi hija, y así, el primero al que podía acudir. Tan
solo el cómo lo habían titulado ya me fascinaba.
Comenzó el curso y en un principio pensé que iba a ser
algo más simple, incluso que sólo se basaría en explicar cuáles son las pautas
que debe seguir una madre para con sus hijos. Pero el curso fue avanzando y
descubrí, como en todo libro de autoayuda que leo, que sigo planteándome
episodios de mi vida. Cada clase me hace indagar en mis orígenes y profundizar
en cada una de mis vivencias. En esos porqués que un día, cansada de no hallar
la respuesta, dejé de preguntarme.
Aflora en mí ese gran temor de exponer etapas de mi vida
en la que principalmente es protagonista el dolor. Pero tanto Lydia como
Palmira me aportan confianza, así que me es más fácil explicar mis ideas, mis
conclusiones en definitiva, el resultado de un aprendizaje que he obtenido de
mi vida hasta ahora.
El curso para mí es como esa terapia psicológica a la que
tantas veces he pensado ir. Tan solo por el deseo de superar este miedo y dolor
que llevo anclado en mi interior.
Por eso aprovecho la ocasión para darle las gracias a las
dos, porque con la elaboración de sus clases me están ayudando a comprender
algunos porqués que tanto me atormentaban.
Como todos los problemas, hay que buscar la raíz de los
motivos, y justamente eso es lo que nos están enseñando a entender con este
proyecto.
El ser madres juega un papel muy importante en nuestras
vidas y por eso no basta con explicarlo como si de un índice se tratase. Este
curso me ayuda a analizar objetivamente cada paso que comenzamos a dar desde el
nacimiento, el mío propio y el de mis progenitores.
El ser madre es el segundo mejor acontecimiento que estoy
disfrutando en mi vida. El primero es, y fue, haber tenido la madre que tuve,
ahora descansa con los ángeles.
El haber disfrutado de mi madre y ser madre es lo que me
ha colmado de felicidad. Por eso no puedo evitar emocionarme e ilusionarme
cuando escucho la palabra MADRE.
Ahora entenderéis porqué me encanta este curso.
Por todo ello…simplemente…GRACIAS.
Yurena R. F.
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