domingo, 29 de septiembre de 2013

¿Quién me da la llave?

Hace años nací, o dicen que la luz me iluminó por primera vez.
Hace años todo parecía volar entre nubes, pero...
Hace años tornaron en sombras los gozos y alegrías de mis padres.
Hace años todo volvió del revés.
Y desde entonces tan sólo bajé escalones, los peldaños se rompían bajo mis pies;
y desde entonces sólo he sabido de moratones, pozos de soledad y amargura;
y desde entonces olvidé lo que había sido vivir.

Amigos tuve o creí que conmigo estaban; ellos me pagaron todos los viajes,... todos hasta que no pude pagar el de retorno.
Amigos creía que tenía... pero no eran tales, sólo hasta que me di cuenta de que quería vivir.
Sí, quería vivir porque mi vida... no era vida, ni siquiera podía decidir si comer o dormir, quedarme en aquel antro o salir a buscar mi medicina.

Pero mi no-vida podía más que yo y mis deudas también.
Busqué, imploré, pregunté y... me desesperé.
Busqué y... hallé el reflejo de mis miedos, de mi rabia y violencia en los rostros de los demás.
Busqué... también donde no debí buscar.
Unos tirones, algún "golpe de suerte", navaja en mano,... y arrancó a volar mi última esperanza.
Unas peleas, amenazas... entre colegas fueron la antesala de nuevos errores y tras una noche de calabozo y una sentencia: llegó mi salvación.
Y aquí ando rumiando mis preguntas; aquí... entre rejas y muros.
Aquí corre el aire... pero me ahoga la angustia de no saber ni quién soy.
Aquí somos muchos pero no me reconozco en ninguno.
Aquí... entran y salen pero no sé cuándo será mi turno.
Alguien viene y entra en estos patios repletos de inhumanidad,
alguien que viene hablando de Dios y se le ve asomar en su sonrisa y sus palabras amables.
Alguien sin nómina y sin seguros que vender... ¿qué querrá, qué buscará aquí?.
Y así pasé observando, de refilón y de frente,...
y hoy me acerqué y hoy... hoy empecé a verme a mí mismo.
¡Cuántas veces creí que soy lo que he hecho!.
¡Cuántas veces me han dicho que nunca seré nada!.
¡Cuántas veces creí... que tenían razón!.
Pero hoy pude leer algo que dijo un tal Jesús de Nazaret: "Venid a mi los que estais cansados y agobiados que yo os aliviaré".
Hoy pude también conocer la historia de la mujer sorprendida en adulterio y Jesús decirle: "¿Nadie te ha condenado?, tampoco yo, vete y no peques más".
Hoy pude saber, por fin, que para él no soy ningún mierda;
hoy pude comprender que ese Jesús habló para mí también.
Mas... hoy necesito abrir mi corazón,... y me da miedo hacerlo;
y si decido arriesgarme... y abrirlo a él... ¿cómo lo podré hacer?.
¿Quién me da la llave?.

(*Artículo inspirado en los sentimientos que una persona encarcelada me relató por carta y también en todo lo que me había ido contando de su experiencia vital hasta la fecha. Lo redacto así y lo comparto en homenaje a esta persona que no quiere que mencione su nombre y también en homenaje a todo ese voluntariado que visita las cárceles sin otro afán que contagiar motivos para la esperanza y hablar de Él, fuente de toda ella.)

2 comentarios:

  1. Edelberto Valdés Fleites5 de octubre de 2013, 15:45

    Le escribo para agradecerle el poema-testimonio sobre la persona presa y el agradecimiento a quienes visitan las cárceles. recientemente en Cuba obtuvimos los permisos necesarios para ejercer la Capellanía Carcelaria y ya a través del Consejo de Iglesias de Cuba hay montado todo un sistema de atención a las cárceles. Soy pastor de la Iglesia Presbietriana-Reformada en Cuba y mi primera visita a una cárcel fue a la que alberga a las personas enfermas con VIH/SIDA que han cometido delitos, me entrevisté con dos personas y cuando salí lloré mucho, como un niño, porque fue una experiencia muy fuerte de ver personas que quieren cambiar y a veces no saben como. No se si les di la llave pero al menos compartí con ellos durante casi 4 horas y justamente el pasaje bíblico que utilicé fue el de la muer sorprendida en adulterio. Le agradezco el artículo. Que el Señor que nos dio un dia la llave de la vida nueva le bendiga.

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  2. Guillermo González5 de octubre de 2013, 15:52

    Soy Guillermo, escribo desde Jerez (Cádiz). Quiero expresar mi profundo agradecimiento por este precioso artículo, cachito de esperanza, que acabo de leer en eclesalia: “Quién me da la llave”… Me sirvió en mi oración de la mañana y como miembro del voluntariado de prisiones de Puerto I, II y III, con su permiso, lo compartiré con el resto de voluntarios.
    Fraternalmente.
    Guillermo González.
    Pastoral Penitenciaria Asidonia-Jerez

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