
¿Qué podemos hacer desde la Pastoral Penitenciaria para contribuir a la
humanización de las prisiones?. (17 de mayo de 2020)
Tema en seis capítulos de los que ya se han expuesto:
1. HUMANIZAR LA PRISIÓN
DESDE FUERA.
Al elaborar esta reflexión, inicialmente me situé siempre dentro de la
prisión, y siempre pensamos en mejorar las condiciones estructurales y en
denuncias, pero una vez fui profundizando en el tema y leyendo reflexiones sobre
la materia, llegué al convencimiento de que hay una gran labor fuera de la
prisión que ayuda a humanizar las prisiones dentro. A fin de cuentas, quien
considera personas o no a la gente que está en la cárcel, son los que estamos
fuera. Quien estigmatiza y señala es la gente de fuera, no la que está presa.
La opinión de la sociedad que está fuera es la que marca la valoración de las
personas que están en prisión. Partiendo de esta reflexión es lo que me llevó a
investigar y profundizar en lo mucho que hay que hacer fuera, en la sociedad,
en la libertad, para que dentro de las prisiones el hombre y mujer no pierdan
su condición de personas. Con el agravante de que la sociedad opina, no de lo
que ha experimentado, sino de lo que ha oído a través de voces o medios de
comunicación social.
Larga y ardua se convierte la tarea en humanizar una sociedad que no
conoce las prisiones, que no las ha visto, pero que se siente legitimada, ¡no
sé por quién! para opinar si viven bien o mal en la cárcel o si las penas deben
de ser mayores o menores. A continuación, entraré en el análisis de aspectos
que están en la sociedad y que no ayudan a humanizar a las prisiones, y son
aspectos que hay que enfrentar.
Humanizar contra la
sociedad que “encasilla”.
Nuestra sociedad está acostumbrada a poner nombres y etiquetas a las
personas, según sea su actuación. El concepto que se tiene, en la sociedad, de
las prisiones es siempre negativo, por lo tanto, las personas que están en
ellas también generan esa misma calificación, negativa. Cuanta más presencia
pública tengan las prisiones en la sociedad, pero presencia humanizadora, más
conseguiremos superar los estereotipos que se crean en torno a la cárcel. Un
esfuerzo por dar a la cárcel una presencia pública de manera que sea capaz de
ver el lado humano de las prisiones.
La presencia en espacios públicos de voluntarios, de presos, en permiso
o salidas programadas, acerca la humanidad de las prisiones, ayudará a cambiar
los clichés que se tiene de las cárceles. Esto ayudará, a su vez, en
desmitificar lo negativo de las prisiones y abrir la puerta a oportunidades de
cara a la reinserción social de los presos. Cuanto más conozca la sociedad de
la cárcel más la aceptará y la apoyará. Cuanto más descubra historias humanas,
dramas familiares, actuaciones que se realizan dentro, más humanas haremos las
prisiones. Luchemos para cambiar ese encasillamiento, para romper esa etiqueta.
La sociedad que acoge al preso en libertad no puede consolidar conceptos
negativos, de sospecha y duda, porque la acogida social será también de
desconfianza.
Joaquín García Roca (1) a hace un paralelismo entre la idea que tiene
la sociedad de un grupo social y la consecuencia en prisión. Parece que a un
tipo de grupo le sigue un delito:
- - Una sociedad que protege la propiedad privada, provoca ladrones de lo ajeno que van a prisión. Cuanto más énfasis se hace en la propiedad privada más presos hay en prisión por robo.
- - Una sociedad asentada en un patriotismo radical, llena las prisiones de extranjeros “peligrosos”. Cuanto más se acentúa lo nacional, lo patriótico como reacción al extranjero, más criminalizamos a los extranjeros.
- - Una sociedad asentada sobre la velocidad envía a la cárcel a delitos de tráfico. En marzo de este año había un 3% de presos por delitos contra la seguridad vial, un tema que hasta hace pocos años ni aparecía en las estadísticas.
- - Una sociedad dominada por el machismo, llena las prisiones de delitos de violencia de género. A principios de este año 2020 había en prisión casi 5.000 presos por violencia de género, un 10%, el tercer grupo por delito más numeroso.
- - Una sociedad permisiva con el consumo de drogas, provoca el lleno de las prisiones de consumidores y traficantes. En la actualidad es el segundo grupo más numeroso de presos por tema de drogas (consumo y tráfico), 8.500 presos, casi el 20%.
- - Una sociedad que busca el tener, el conseguir dinero, y están encarcelando por delitos de corrupción. Esta estadística casi la podemos sacar a través de los medios de comunicación, por lo que vamos escuchando.
Humanizar contra la
sociedad mediática.
Vivimos en una sociedad que se alimenta de las noticias que aparecen en
los medios de comunicación. Pero lo más triste es que vivimos en una sociedad
que legisla a golpe de telediario:
- - La Ley del menor, Ley orgánica 5/2000, fue modificada varias veces antes de entrar en vigor, porque nos alertaban con noticias de delitos que cometían menores. Aunque la ley, “dicen” busca proteger al menor, en realidad es una ley sancionadora y punitiva para los delitos cometidos por menores.
- - La Ley de extranjería 4/2000, modificada por las LO 8/2000, 14/2003 y 2/2009. Normalmente modificadas para regular más todavía la entrada y estancia de extranjeros extracomunitarios. Y siempre motivado por lo mismo, delitos cometidos por extranjeros.
- - Prisión Permanente Revisable, 1/2015. Motivada por delitos muy mediáticos. Esta ley ha sido reformada en dos ocasiones, pero para endurecer más su aplicación. Esta ley ha estado muy presente en todos los medios de comunicación de nuestro país.
- - Comportamientos que antes eran tipificados con infracción administrativa ahora han pasado a ser castigadas con penas de cárcel (conducción sin licencia, venta de Cds, etc.)
La serie de televisión “vis a vis” hace un flaco favor a la
humanización de las prisiones, pues siempre presentan una realidad de tensión,
de conflicto, de peleas. Y la cárcel no es así, no todo el día se está
peleando, extorsionando, o abusando en prisión. También hay situaciones y
actividades amables. Todas las películas o series sobre cárceles están distorsionadas, confunden. Es
necesaria nuestra presencia en los medios para presentar la otra realidad,
humana y cercana de las personas que están en prisión.
Humanizar con la
sociedad moral y maniquea.
Expresiones como “algo habrá hecho para estar en prisión”, definen en
concepto que tenemos de las personas que están en la cárcel. Dividimos en
buenos y malos. En mejores y peores, evidentemente quien establece la categoría
siempre se sitúa en la parte buena, de ellos buenos. ¿Pero realmente somos
mejores que las personas que están en la cárcel?. ¿Hemos hecho más méritos que
ellos?. Como nos dice Mercedes Gallizo, que fue Secretaria General de
Instituciones Penitenciarias de 2004 a 2011, “Quienes están en prisión son como
nosotros mismos. Seríamos nosotros mismos si hubiésemos nacido en otro sitio o
en otra familia, si la vida nos hubiese tratado peor, si no hubiésemos tenido
el coraje de decir no a algunas cosas, si no hubiésemos tenido recursos para
manejarnos en la lucha por la vida o afecto para acompañarnos en los viajes más
difíciles” (3).
“El que esté libre de pecado que tire la primera piedra” (4). Esta
actitud nos debe de llevar a posicionarnos con un corazón abierto para acoger y
una mente limpia para reflexionar sobre nuestra vida e historia personal, “¿por
qué ellos y yo no?” ¿por qué él ha caído y no yo?. Es un misterio que me acerca
a ellos (5) Una pregunta que debemos trasladar a nuestro ámbito personal,
trasladar a nuestra realidad vital. ¿Acaso elegí nacer donde nací?. ¿acaso
elegí la familia que tengo?.
¿Acaso lo elegí todo?, y después de responder a estas preguntas, preguntémonos si somos mejores que muchos de los presos que están en
las prisiones que visitamos. Esta pregunta se la hace constantemente el Papa
Francisco cuando va a visitar a una prisión, se detiene en la entrada y se hace
esta pregunta para sí ¿por qué ellos y no yo?, y él se responde a sí mismo con
las palabras que hemos citado antes de Mercedes Gallizo.
Descartemos de nuestra reflexión que todo el que está en la cárcel es
malo y el que está fuera es bueno. Tanto Mercedes Gallizo, como el Papa
Francisco, nos acercan, desde su humanidad, que no es justo establecer esta
diferencia de buenos y malos.
Hay que cambiar, y ayudar a cambiar, el concepto que se tiene del que
ha estado en prisión, pues se le identifica como persona extraña y peligrosa,
sólo la integración en la propia sociedad podrá superar esa concepción moralista
que tenemos de la cárcel, superando los prejuicios que generaban desconfianza.
Vivimos en una sociedad punitiva, castigadora. Tenemos una conciencia
muy asentada de quien la hace la paga. Aunque nuestra sociedad española es de
las más seguras de Europa y del mundo, es la segunda de Europa en la que menos
delitos se comete, en cambio es, en proporción, de las que más presos tiene.
Nos gusta reformar las leyes y endurecerlas, pensando que así contribuimos a
una demanda social. De hecho desde la aprobación de la reforma del Código Penal
en el año 1995, se han introducido 32 modificaciones, la última la ley 1/2015 con la tan polémica Prisión
Permanente Revisable. Todos gobiernos buscando mayor seguridad ciudadana, que
en muchos casos quieren responder a una demanda y clamor social.
Este movimiento punitivo de parte de nuestra sociedad choca con la
realidad social. En el año 2017, en el estudio del CIS, la preocupación por la
inseguridad ciudadana ocupaba el puesto número 11, y en porcentajes era el 3,4%
de ciudadanos que se mostraban preocupados por este tema. Lo cierto es que,
aunque decimos que vivimos preocupados por la seguridad, la realidad social nos
dice otra cosa.
Esta lucha por desmitificar la violencia, la inseguridad, llevará a que
veamos las prisiones con otros ojos. Nos llevará a apostar más por programas de
reinserción que por endurecimiento de penas. Nos toca presentar otra
perspectiva, otro horizonte, para que dejemos de pedir endurecimiento de penas.
Desde la reinserción se recuperan personas, desde el endurecimiento de aparcan
sueños.
Creer en la reinserción supone creer que en prisión hay personas que
pueden comenzar una nueva vida, supone dar oportunidades, todo esto ayuda a
humanizar las prisiones, a hacerlas más dignas, más humanas y habitables.
Humanizar contra la
sociedad de ricos y pobres.
Hoy en día se ha superado esta clasificación, y como dice el Secretario
General de Instituciones Penitenciarias, D. Ángel Luis Ortiz, “Hoy en día el
perfil del interno se ha democratizado, hay de todo” (6). Y es cierto, hay que
desterrar la idea de que a la prisión van los pobres y en la calle los ricos.
Esto significa dignificar la condición humana y buena de los pobres. No
por el hecho de ser pobre va a ir a prisión, y no por el hecho de ser rico va a dejar de ir si comete un delito. Y eso hay que decirlo, hay que
exponerlo. Con el tema de la corrupción han entrado personajes públicos en
prisión que en nuestro pensamiento más lejano nunca hubiésemos imaginado.
Aunque también es cierto que los pobres no tienen las mismas
oportunidades que los ricos, como nos dice Mercedes Gallizo (7). Pero es
distinto que relacionar pobreza con delincuencia, con prisión, sería injusto e
inhumano. A pesar de que en prisión hay muchos más pobres que ricos.
P. Florencio Roselló Avellanas
PARA LA REFLEXIÓN PERSONAL (Nadie te va a preguntar, responde con
sinceridad):
- Por lo que has leído en esta parte del tema, ¿crees que es posible la humanización de las prisiones también desde fuera, o solo se puede cambiar desde dentro de la propia prisión?, ¿por qué?.
- En esta sociedad que encasilla, ¿crees que el que está en prisión es malo y el que está en la calle es bueno?, ¿crees que hay relación entre prisión- malo y libertad-bueno?.
- ¿En qué medida crees que influyen los medios de comunicación en la visión que tenemos de las prisiones?. ¿Influyen en tu entorno más cercano?. ¿En qué lo percibes?. ¿Cómo lo notas?.
- ¿Qué crees que puede y debe de hacer la Pastoral Penitenciaria para humanizar más las prisiones desde fuera de la cárcel, en la sociedad?.
- ¿Qué opinas sobre las declaraciones de D. Ángel Luis Ortiz, Secretario General de Instituciones Penitenciaria, cuando dice “Hoy en día el perfil del interno se ha democratizado, hay de todo”, ¿estás de acuerdo?, ¿en contra?.

1 García Roca, Joaquín. Humanizar las
prisiones. Revista del Casal, nº 30. 2010
2 García Roca, Joaquín. Humanizar las
prisiones. Revista del Casal, nº 30. 2010
3 Galizo Llamas, Mercedes. “Penas y personas. 2810 días en las prisiones
españolas”. Ed. Debate. 2013
4 Jn. 8,7
5 Papa Francisco. Ángelus. Roma 23
octubre 2013
6 La voz del patio. Periódico de la
prisión de Burgos. Nº 3. 2019
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